Una cúpula gigante protege Chernóbil para evitar posibles fugas

La cúpula ha sido creada para realizar con mayor seguridad las operaciones de descontaminación en el interior del reactor

Una cúpula gigante protege Chernóbil para evitar posibles fugas

El 26 de abril de 1986, pasadas la 1 de la madrugada, el reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil explotó durante una prueba de seguridad. Este accidente nuclear acabó convirtiéndose en el mayor desastre medioambiente de la historia. En total, 600.000 trabajadores recibieron dosis de radiación y 5 millones de personas han vivido en áreas contaminadas.



Treinta años después, la central nuclear más conocida del mundo ha sido cubierta por una cúpula de acero con el objetivo de evitar posibles fugas del reactor. La estructura ha costado 1.500 millones de euros y tiene un tamaño equivalente a dos campos de fútbol. La Comisión Europea ha participado en el proyecto con una inversión de 431 millones de euros.



Se prevé que la instalación tenga una duración de al menos 100 años y permita llevar a cabo con toda seguridad las operaciones necesarias de descontaminación en el interior del reactor 4. Dicha cúpula se ha construido a lo largo de cuatro años a cargo de las constructoras francesas Vinci y Bouygues. Por otro lado, la inauguración se producirá este martes aunque la estructura no estará lista hasta finales del 2017.



La cúpula está preparada para soportar terremotos de más de seis grados en la escala de Richter y su principal objetivo consiste en evitar fugas nucleares que provoquen catástrofes como la que vivió esta zona de Ucrania en 1986. En este sentido, el director general de la central, Igor Gramotkin, explicó que para ellos, esta armadura se ha convertido en una prueba de “confianza en el lugar”.



Más de mil empleados se han dedicado a la construcción de esta infraestructura. Estos han trabajo bajo numerosas medidas de seguridad: alternaban dos semanas de trabajo viviendo en apartamentos descontaminados cerca de la central con otras dos de descanso. Uno de los equipos se dedicó exclusivamente a medir la radiactividad que podría haber en los cuerpos de los empleados. Además, para poder formar parte de este proyecto, todos tenían que haber pasado unos exámenes previos.



Este mismo año, Ucrania conmemoró en abril el desastre de Chernóbill con un homenaje a las víctimas y mostrando algunos signos de esperanza como la creación de una reserva de la biosfera en la “zona de exclusión” de 30 kilómetros en torno a la central.