"Económicamente no compensa organizar un Mundial"

Estrella Digital charla con Francesc Rufas, profesor de Marketing de EAE Business School, sobre el impacto económico y social que supone la organización de un evento de tal magnitud, como es el Mundial de fútbol, para una potencia como Rusia.

"Económicamente no compensa organizar un Mundial"

El Mundial de Rusia ya ha comenzado. 32 selecciones luchan durante un mes para convertirse en el país más importante a nivel futbolístico. El foco ya está sobre el césped, pero detrás hay una importantísima organización e infraestructura cuyo elemento más destacado es el aspecto económico.

Por las cifras que se manejan podemos hablar de que éste es, sin duda, el Mundial más caro de la Historia con un gasto previsto de unos 30.000 millones de dólares para el país que preside Vladimir Putin. El presupuesto para la organización de esta cita es de 14.000 millones de dólares, lo que supone el 1% del PIB ruso en los últimos cinco años. Cifras desorbitadas, asegura el profesor Rufas, pero "ésta es la tendencia hacia la que nos dirigimos. En Catar 2022, se habla de un presupuesto de 120.000 millones dólares, que casi multiplicaría por diez el de Rusia. Es una carrera loca. Son presupuestos muy desfasados, pero lo que se va a gastar posteriormente es mucho más", sentencia.

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Además, la dotación económica en premios para las diferentes selecciones también es la mayor que se ha conocido nunca: 791 millones de dólares frente a los 576 de Brasil y los 420 de Sudáfrica.

De todo esto gasto, del cual participa la propia FIFA, la misma Rusia ha asumido más de la mitad en cuanto a la organización del evento. Por otro lado, hay que contar con las inversiones previas realizadas en estadios, infraestructuras, carreteras, comunicaciones, lo que sí está directamente sufragado por el país organizador.

En cuanto a los ingresos que va a percibir Rusia durante el Mundial, el profesor Francesc Rufas habla de "en torno a 1.500-1.800 millones de dólares los generados de venta en entradas y turismo, principalmente. Por lo tanto, viendo el desfase tan grande entre ingresos y gastos, el déficit para Rusia estaría fuera de toda lógica". De esta forma, el beneficio más positivo que va a obtener Rusia de esta cita será en cuanto a su imagen. "Será un enorme escaparate para dar una imagen de potencia económica relevante, capaz de organizar eventos importantes, tener industria y tecnología, un turismo de calidad,...Es decir, será una oportunidad de vender no solo sus valores gastronómicos, su industria, etc., sino la imagen de una país serio y formal".

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Está por ver, señala el profesor Rufas, si esas inversiones realizadas en infraestructuras (estadios, aeropuertos,...) se ven compensadas, en función del uso que se les dé. "La experiencia nos demuestra que en otros países sede, como Sudáfrica, se construyeron enormes infraestructuras que posteriormente han tenido poco uso y, por tanto, poca rentabilidad, como sospecho que le está ocurriendo también a Brasil". Cuatro años después de la celebración del último Mundial en el país sudamericano, se perciben aún los efectos negativos en la economía brasileña. La mala planificación de este evento, supuso que se gastara la misma cantidad en infraestructuras que beneficios se obtuvieron a través del turismo.

Otro de los efectos negativos que puede conllevar la organización del Mundial para Rusia es que es muy probable que se dé "un pico inflacionario no solo al nivel de la hostelería, en las ciudades sede del Mundial, sino, sobre todo, por el crecimiento de los materiales de construcción para las diferentes infraestructuras. Esto tiene un efecto arrastre para el conjunto de la economía. Y que gran parte de esas inversiones realizadas, van directamente a cargo del erario público, y por tanto es un dinero que no va a parar ni a hospitales ni a la educación. Y esto genera una mala imagen pública de Rusia, donde se han llevado a cabo importantes campañas en contra de la organización del evento por sus consecuencias económicas".

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Podemos llegar a la conclusión de que económicamente, no compensa organizar un evento de tal magnitud. "A corto plazo no hay un beneficio económico, ya sea en Rusia o en Sudáfrica, lo fuerte o débil que sea económicamente el país organizador, aunque obviamente para un país en vías de desarrollo las consecuencias negativas son mucho mayores". Eso sí, "en Rusia existe esa promesa de los beneficios a largo plazo pero la realidad indica que con ese volumen de inversiones, el Mundial no se rentabiliza, y por tanto el beneficio es más bien político, de vender al exterior y también al interior la imagen de que sigue siendo un país influyente con capacidad de decisión a nivel mundial".

Por lo tanto, el mayor beneficio que obtendrá Rusia de este evento no estará en sus arcas sino en elementos intangibles tan importantes o más que el dinero. "Para que un Mundial tenga éxito es muy importante que no se hable de otra cosa que del éxito deportivo, del éxito organizativo y, por supuesto, de la imagen positiva que se dé de las ciudades sede. Si los periodistas hablan de obras inacabadas, protestas, pobreza en las calles, de los grupos de aficionados violentos incontrolados, esto se cargaría la imagen del país, que es lo que intenta de alguna forma corregir Putin, tras el conflicto con SiriaLondres, el escándalo del dopaje de Estado. Muchos mandatarios no van a acudir al Mundial de Rusia y por tanto esto reduce la importancia del evento".

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De esta forma, el dudoso beneficio político para Rusia tampoco compensaría lo que le cuesta y costará al país su celebración. Es por eso que para el profesor Francesc Rufas, la candidatura conjunta de Estados UnidosCanadá y México que acogerá el Mundial  de 2026"es una opción muy inteligente de compartir los beneficios pero sobre todo, los gastos".