La participación y Obama no despejan la incertidumbre

La participación y Obama no despejan la incertidumbre

Las espadas están por todo el alto. La expectación es máxima y el mundo entero se mantiene en vilo ante unas elecciones que pueden deparar un cambio de rumbo de Estados Unidos. Tras una campaña repleta de reproches, acusaciones mutuas y escándalos, los dos aspirantes a convertirse en el 45º presidente del país llegan a la jornada electoral con las opciones intactas para alzarse con la victoria después de que Donald Trump haya logrado recortar la amplia ventaja que mantenía Hillary Clinton tan sólo hace unas semanas.



Los últimos sondeos auguran el triunfo de Clinton, aunque en absoluto logran despejar la incógnita. La ventaja de la candidata demócrata con respecto a su contrincante es exigua -algo poco más de dos puntos- y la incertidumbre de estas elecciones es mucho mayor que la de años anteriores como consecuencia del gran número de indecisos y de una campaña muy polarizada marcada por las descalificaciones y los ataques. No obstante, la llave de la Casa Blanca la podría tener la minoría latina, cuyo voto será determinante al ser la minoría que más ha aumentado en los últimos cuatro años: 27 millones de hispanos están llamados a ejercer su derecho al sufragio, un 26% más respecto a las elecciones de 2012. Son, sin lugar a dudas, la gran baza de los demócratas para inclinar la balanza de su lado. Los aliados de Clinton para auparse con el poder tras perder fuelle entre los votantes negros y de desencantar a aquellas capas cabreadas con el 'establishment', las mismas que Trump ha logrado seducir a golpe de populismo y agitación.



Clinton ha depositado toda su confianza en la comunidad hispana si ésta finalmente protagoniza la espectacular movilización que se prevé. Y tiene visos de que no resultará difícil después de que Trump haya convertido la demonización del inmigrante en su bandera electoral, la cual le podría pasarle factura definitivamente para ser el nuevo inquilino de la Casa Blanca. El voto adelantado en el decisivo estado de Florida apuntan en esta dirección: la participación de los latinos ha aumentado un 75% y los sondeos pronostican un apoyo a Clinton del 67%, frente a un pírrico 19% para su rival republicano.



No obstante, Estados Unidos adolece de una baja participación en las elecciones -es una de las más bajas de los países desarrollados- y podría restarle opciones a Clinton. Con una presumible alta participación del voto blanco y de los sectores más ultraconservadores de la sociedad a favor de los republicanos, una de las estrategias de Trump en las últimas semanas ha pasado por disuadir a parte del electorado, aunque no lograra su confianza en las urnas. Lo ha hecho con los votantes negros al acusar al Partido Demócrata de aprovecharse de ellos.



Así las cosas, el presidente Barack Obama se vio 'obligado' a participar activamente en la recta final de la campaña demócrata para retener a votantes desencantados y convencer a los indecisos. El presidente saliente se ha volcado hasta el último suspiro de la campaña y ha arropado a Clinton en el multitudinario mitin final de Pennsylvania ante 40.000 personas, donde la candidata demócrata pidió que se volviera a hacer historia y así convertirse en la primera mujer presidenta de EEUU. Está por ver si sus consignas han contribuido a poner al descubierto las carencias y los defectos de Trump y si ha logrado calar entre los ciudadanos.



Clinton y Trump son los dos candidatos que más rechazo han provocado en la historia de Estados Unidos. Ahí radica la clave de esta jornada electoral. Ninguno de los dos es del agrado de los electores y es impredecible cuántos estadounidenses de los 227 millones que están llamados a las urnas se quedarán en casa, e incluso cuántos se decantarán por dar su voto a terceras opciones. El último sondeo que ha difundido este lunes 'The Washington Post' y la cadena 'ABC' lo pone en evidencia: la inmensa mayoría de los estadounidenses no ven con buenos ojos a los dos aspirantes. El 60% de los posibles votantes ven de forma desfavorable a Trump y el 56% a Clinton.



Demasiadas incógnitas para una noche electoral de alto voltaje en la que Trump espera dar la campanada. Ni los escándalos en los que se ha visto envuelto durante la campaña, ni la oleada de críticas ni la retirada del apoyo de algunos miembros del Partido Republicano le han podido acabar con el magnate neoyorkino. El denostado candidato ha logrado sortear todos los obstáculos y ha llegado indemne a la batalla final. Tras desplomarse en las encuestas justo después del último debate electoral ante Clinton, Trump inició una espectacular remontada que le deja pisándole los talones a la veterana política demócrata. Algunos dirigentes consideran que hay un 'voto oculto' que se resiste a reconocer públicamente que votará por el magnate pero que este martes depositará en la urna la papeleta con su nombre.



La respuesta a toda la incertidumbre la tendremos a partir de las dos de la tarde hora española con la apertura de los colegios electorales en la costa Este del país. Al filo de las 04:00 de la madrugada hora española EEUU podría tener oficialmente nuevo presidente. Un dato anécdotico, quizás a tener en cuenta: Clinton se ha impuesto en la diminuta localidad de Dixville Notch, en el estado de New Hampshire, el primer lugar del país que ha votado en esta frenética jornada electoral.