La presión social logra la retirada del amianto de un colegio de Galapagar

Un año después de denunciarse el problema y cuando se cumplían cinco meses de la promesa de la Comunidad de Madrid para solucionarlo, han comenzado las obras

La presión social logra la retirada del amianto de un colegio de Galapagar

Tres años después de que el amianto fuera prohibido en todas las instalaciones públicas del país, por fin han comenzado esta semana las obras para retirarlo del Colegio San Gregorio, de la localidad madrileña de Galapagar. Han sido la presión social ejercida por la concejala de Galapagar en Común Izquierda Unida Celia Martell, la asociación de padres del centro educativo y los medios de comunicación (Estrella Digital ha estado siempre al frente de esas reivindicaciones) quienes han logrado que la Comunidad de Madrid diera el visto bueno al inicio de los trabajos.

La concejala señalaba este miércoles a este periódico que "ha sido una lucha constante por los niños de un colegio a los que no se tomaba en serio", y calificó de "logro" el haber puesto fin a cuarenta años de amianto en un centro que había amenazado la salud de cientos de niños, muchos de ellos de tan sólo tres años de edad. Como avalan estudios científicos y ha sido denunciado por los expertos, la continua  exposición al amianto puede crear graves problemas de salud a largo plazo, incluido cáncer de pulmón. 

En un principio está previsto que las obras finalicen este viernes, aunque podrían prolongarse hasta comienzos de la próxima semana, lo que no deja de ser todo un éxito ya que todo apuntaba a que en septiembre podría iniciarse un nuevo curso escolar con el problema todavía vigente.

Celia Martell subrayó que ahora, una vez que la Comunidad de Madrid ha dado el visto bueno a las obras, de las que incluso llegó a dudar esta semana al ver que comenzaban por temas menores como las ventanas del centro en vez de por el amianto, el Ayuntamiento de Galapagar también se ha comprometido a hacer otras reformas. Entre ellas la del patio, aunque precisa que "todavía quedan muchas cosas por hacer en ese colegio y hasta dentro de unos cuatro años no tendrá otra cara". 

Miedo a represalias

Para la edil, la clave de todo este asunto ha estado en que "las diferentes AMPAS de los colegios de Galapagar tienen miedo a denunciar problemas que tienen por las posibles represalias que pudiera tomar el Partido Popular con ellos". En el caso concreto del San Gregorio también recuerda que influía el que "estaba al lado de un poblado, con muchos niños de realojo".

Es más, para la concejala todo ha sido "una cuestión de prioridades políticas, ya que mientras que para solucionar unos temas en el colegio concertado El Parque ha habido muchas reuniones, el plan que elaboró en 2007 el PSOE para el centro San Gregorio quedó paralizado en cuanto entró el PP en el Ayuntamiento": 

Sobre la posibilidad de que este tema del amianto se pueda estar dando en otros centros escolares de la península, la concejala subraya que el pasado viernes coincidió en Telemadrid con el consejero de Sanidad de la Comunidad, donde le comunicó el comienzo de las obras, y que dijo que "no tenía constancia de ningún otro caso en Madrid pero que no lo sabía a ciencia cierta". "Me parece increíble teniendo en cuenta que tendría que estar eliminado desde 2013", señaló.

Galapagar incluso ya sufrió otro problema similar cuando en febrero del año 2015, también fuera de plazo, el Ayuntamiento decidió acometer la obras necesarias para suprimir las placas de amianto de la cubierta de su mercado municipal y necesitó para ello más de dos meses. 

Ahora, casi un año después de que un tuit de Celia Martell que criticaba al Gobierno de Cristina Cifuentes por no cumplir lo pactado, y cinco meses después de que la Comunidad de Madrid prometiese en abril a los padres de los alumnos del colegio San Gregorio, muchos de los cuales ya habían cambiado a sus hijos de centro, eliminar cualquier vestigio de amianto, la lucha de unos pocos ha dado al final su fruto y el mal se ha conseguido solucionar. Más vale tarde...

amianto