El viaje de fin de curso: una experiencia que nunca se olvida

¿Cuántos de los que estáis leyendo estas líneas os acordáis de vuestro viaje de fin de curso del colegio o instituto? Disfrutar con los amigos, e incluso con esos profesores que durante el año parecen tan secos y exigentes, y que en ese momento se “desmelenan” por unos días para disfrutar en compañía de sus queridos alumnos

El viaje de fin de curso: una experiencia que nunca se olvida

Quién más y quién menos ha viajado a alguna parte, dentro o fuera de España, durante sus años de estudiante. O eso, ¡o estáis a punto de hacerlo! ¡Qué envidia! Y si vais a iros en breve, os aseguramos que el viaje de fin de curso es una experiencia de esas que marcan de por vida y que siempre recordaréis.

Un viaje de diversión y aprendizaje

Si el destino que se ha elegido para el viaje de fin de curso no es el todo de tu agrado, no hay porqué “ponerse de morros”. El principal objetivo, y eso vaya por delante, es pasarlo bien y disfrutar como enanos durante esos días.

A este tipo de viajes hay que ir siempre con ganas, con una mentalidad positiva y con la consciencia de que la diversión no quiere decir “locura irrefrenable” en la que podamos hacer lo que nos da la gana.

Es un viaje de aprendizaje, de conocer la ciudad a la que vamos y de conocernos mejor entre nosotros. Es el momento perfecto para acercarnos a las personas con las que quizás no tenemos tanto trato en el día a día en la clase. ¡Puedes descubrir cosas que te sorprenderán de cada uno de tus compañeros!

Destinos españoles: Sevilla, Mallorca, Madrid

También está claro que hay un catálogo inmenso de posibilidades para elegir según las preferencias de los alumnos, del presupuesto, de la disponibilidad, etc. Y nuestro país tiene una variedad de destinos de lo más apetecibles. Palma de Mallorca ha sido desde hace unos cuantos años atrás, destino turístico por excelencia tras la Selectividad, por ejemplo.

Pero también tenemos ciudades como Madrid, Sevilla, Barcelona o Córdoba (entre otras) con una riqueza cultural y de ocio que puede hacer que los alumnos se lo pasen genial con apenas unas pocas horas de viaje.

En todas las ciudades se pueden combinar ratos de aprendizaje y cultura con momentos de diversión y ocio. Todo con el fin de encontrar el perfecto equilibrio y salga conforme a lo previsto.

Destinos europeos: París, Londres, Roma

Al contrario de lo que pueda parecer, el salir fuera de nuestras fronteras no necesariamente sube el presupuesto del viaje, puede salir más o menos por el mismo precio (según el destino) e incluso menos en algunos casos.

París, Roma o Londres (junto con Malta, Dublín o Ámsterdam) se han convertido en algunos de los destinos turísticos por excelencia para los viajes de fin de curso. Todos ellos tienen infinitas posibilidades, además de culturas e idiomas diferentes, lo que hace todavía más enriquecedora si cabe esta experiencia.

Desentenderse y contar con un buen organizador

Otro punto fundamental a tener en cuenta en el ámbito de los viajes de fin de curso, es que es más que recomendable contar con un organizador que facilite la tarea.

El viaje normalmente se organiza por parte del colegio o instituto, aunque también participan los alumnos de forma activa en ello (¡cómo para no!). Pero hay empresas que se dedican por entero a la organización de viajes de fin de curso que nos pueden facilitar muchísimo la tarea.

Desde ver diferentes presupuestos según el destino y las características, a reservar hotel, vuelos o autobuses, conseguir la mejor oferta, etc. Todo es mucho más sencillo si nos dejamos echar una mano y no se carga todo el trabajo a profesores, dirección, alumnos, etc. Podemos darles nuestras ideas, el presupuesto que más o menos tenemos en mente y qué finalidad tiene el viaje. Ellos se encargarán de ponerlo en bandeja.

Y es que el viaje de fin de curso está hecho para disfrutar desde que surge la idea y comienzan los nervios, hasta el momento en el que volvemos a casa cargados de recuerdos.