La moción de censura resultó una muestra más de postureo y teatralidad

Pablo Iglesias saca su perfil institucional para desmontar a Rajoy y tantear al PSOE

Esta moción, la más larga de la historia, está mostrando la capacidad de nuestros políticos de hablar horas y horas para decir solo cosas que ya todos sabíamos.

La moción de censura resultó una muestra más de postureo y teatralidad

La moción de censura donde Pablo Iglesias se proponía como presidente del Gobierno, arrancó con un discurso de la portavoz de Podemos, Irene Montero, que superó las dos horas. En él comenzó destacando, nombrando y señalando todos los casos de corrupción habidos en las filas del PP, algo que garantiza aplausos porque todos estamos en contra de ellos. Nada nuevo que no haya sido ampliamente aireado en todos los medios porque todos los casos citados están en los tribunales. A continuación citó una larga lista de deseos que están en el corazón de todos los ciudadanos porque nunca despertará rechazo mejorar o garantizar las pensiones, mejorar las ayudas de todo tipo, o subir el salario mínimo.. 

Rajoy saltó a la arena y pese a la batería de acusaciones no fáciles de defender, se desenvolvió con ligereza y tono irónico entre aplausos de su banquillo y risas generalizadas en algunas ocasiones. Hay que alabar que en ningún momento se sonrojó pese a la dura realidad de las acusaciones, y teniendo el fracaso de la moción asegurada, desvió la atención hacia el tema catalán donde exigió un posicionamiento claro por parte de Podemos (recordemos que los posicionamientos de Iglesias, de Colau y de su Corriente anticapitalista, no son coincidentes), sumando también algunos datos sobre frases de Iglesias donde apoyaba el modelo venezolano, el griego, o el comunismo.

El resto del debate fue Pablo Iglesias quién, con chaqueta para la ocasión, dio todas las réplicas a Rajoy. Incidió y amplió las descalificaciones por la corrupción repitiendo los datos dados por Irene Montero y sacando pecho por lo ocurrido en los ayuntamientos de Podemos, lo que calificó de éxitos continuados, y aunque sobre esto hay mucho que matizar o discrepar, Rajoy no aceptó desviar el debate en esa dirección. En esta fase del largo debate entramos en un enfrentamiento personal sobre quien lo hace peor, Iglesias dando vueltas y vueltas al tema de la corrupción y al bajo nivel parlamentario de Rajoy, y este volviendo sobre tema catalán y especialmente la falta de programa.

Hasta ahí llegó la defensa de la moción de censura, decir lo que la gente desea oír y también desea realizar, pero con un punto débil, el programa. La generación de recursos para cumplir las promesas de Podemos es siempre por medios utópicos, poco creíbles, ya probados y fracasados. Este es el punto débil del debate de hoy, agradar el oido con promesas irrealizables desde corrientes antisistema o anti UE,  al menos para un país sin recursos naturales al nivel de los que transformaron Noruega, por ejemplo. Si no encuentran rápido un programa realizable en Europa, y que no tiene nada que ver con gestionar los recursos de un ayuntamiento, podrían acabar iniciando un declive al estilo de los nacionalistas escoceses, de los antieuropeístas ingleses (UKIP), el radicalista Melenchon en Francia, o el populista Beppe Grillo en Italia.

Así ha terminado la primera parte, con el libreto bien aprendido y bien expuesto, aunque sin recorrido. Los demás a defender su propio interés, incluidas las lecciones de democracia que nos dio el señor Tardá (ERC) culpando de todos los males al franquismo, a Fraga Iribarne, o a la Monarquía, razones por las cuales votarán si a la moción afirmando que Podemos apoya el referéndum de autodeterminación. Fue un discurso donde únicamente defendieron su semejanza con Escocia o Quebec aunque esa semejanza no exista ya que Escocia es un Reino Unido y la inexistente Constitución Británica no lo impide. Pablo Iglesias y su equipo aplaudieron las palabras de  "Viva la república catalana y la tercera república española".

Probablemente  Ciudadanos se cite como alternativa al PP, pero en 2019 y en las urnas ya que Albert, el encargado de la réplica, viene a ser como el Nadal de la política y ha dejado claro que Iglesias no es la solución a los problemas, y un portavoz ha manifestado que cuatro horas para enumerar los casos de corrupción que están en los juzgados parece excesivo, especialmente cuando no se expone un programa.

Esta moción no tendrá otro sentido que obligar al PSOE a posicionarse y a justificar su posición, aunque Sanchez, que está en clara recuperación, ni hará presidente a Iglesias ni se postulará él con el apoyo de los independentistas. Ya ha aprendido la lección y esperará desde la abstención que Rajoy caiga solo como la fruta madura. Su argumento es el mismo de los últimos tiempos "¿si era necesario derribar a Rajoy porqué Podemos no votó a favor de la investidura de Pedro Sánchez?".